Mañana de Resurrección (LUIS ARRILLAGA)

Mañana de Resurrección (LUIS ARRILLAGA)
Encuentro de Oración para el Domingo Primero de Cuaresma. (Marcos 1,12-15).
Hemos llegado a la Cuaresma. Quizá sea el tiempo litúrgico en el que resuena con más fuerza la urgencia de sopesar el valor de lo que estás viviendo y de elegir el camino acertado. Dispones de cuarenta días para un discernimiento a fondo, para ponerte en forma.
El convertíos y creed en el Evangelio no está solo en el inicio de la vida cristiana, sino que acompaña todos sus pasos, permanece renovándose y se difunde ramificándose en todas sus expresiones.
El desierto es el lugar simbólico y geográfico de la soledad, de la prueba, de la experiencia de Dios en la desnudez de lo esencial. Salir hacia el desierto nos habla de una manera de vivir contemplativa, en la que vamos dejando lo acomodado en lo superficial, para acoger la realidad y nuestro propio ser desde lo hondo.
En el evangelio de Marcos se percibe con claridad el itinerario que siguen los Doce en compañía de Jesús. Después de una primera oleada de entusiasmo (3,7), la euforia desciende. Muchos siguen esperando de Jesús signos llamativos y se vuelven atrás cuando su mensaje pretende, más bien, llegar al fondo de sus vidas.
Es todo un Seminario el que afronta con generosidad y valentía su ofrenda martirial al Señor. La entereza espiritual y moral de esos jóvenes nos ha llegado a través de testigos oculares y también por sus escritos.
El cáncer te enfrenta de bruces con la hosca realidad de la muerte. Para la mayoría de la gente, el cáncer sigue significando todavía una sentencia de muerte. Un tremendo muro se alza, te impide seguir adelante, impone sin dilación sus condiciones: te vas a morir pronto.