La llevaré al desierto y le hablaré al corazón (Os 2, 16)

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(FILES) A landscape view dated May 2003 shows the Saharan desert in southern Algeria, near the city of Illizi. Dozens of Nigerien migrants heading for Algeria died of thirst in the desert south of the Sahara after their vehicle broke down, local officials said on October 28, 2013 while police said 19 survived. "About 40 Nigeriens, including numerous children and women, who were attempting to emigrate to Algeria, died of thirst in mid-October," Rhissa Feltou, the mayor of the main northern town of Agadez, told AFP. "Many others have been reported missing since their vehicle broke down in the desert," he said. AFP PHOTO / HOCINE ZAOURAR

Hemos llegado a la Cuaresma. Quizá sea el tiempo litúrgico en el que resuena con más fuerza la urgencia de sopesar el valor de lo que estás viviendo y de elegir el camino acertado. Dispones de cuarenta días para un discernimiento a fondo, para ponerte en forma. A lo largo de este tiempo tendrás la oportunidad de hacer un diagnóstico del momento en el que te encuentras y, guiado por la Palabra de Dios, podrás entrar en el desierto para que Dios te hable al corazón. Tendrás la oportunidad de poner nombre a tus tentaciones y de aprender a afrontarlas (primera semana). Serás invitado también a subir al monte con Jesús para descubrir que eres un “hijo amado” por el Padre (segunda semana). Como la mujer samaritana, sentirás el anhelo de beber “otra agua” y Jesús será para ti “el agua que salta hasta la vida eterna” (tercera semana). Con el ciego de nacimiento podrás identificar tus cegueras y experimentar que Jesús es la luz que te hace ver (cuarta semana). Finalmente, acompañando a Lázaro, Marta y María, descubrirás que Jesús, la Vida, te salva de todas tus muertes (quinta semana).

A lo largo de la Cuaresma la fuerza de la Palabra de Dios te invitará a elegir el agua, la luz y la vida que es Jesús. Sentirás que otras propuestas y estilos de vida, a los que tal vez has dedicado mucha atención, no tocan tu corazón y, por lo tanto, no logran hacerte feliz. Experimentarás de nuevo la fascinación única de Jesús y la fuerza renovadora del Bautismo.

Es posible también que adviertas una fuerte tensión entre llamadas contrapuestas y que tengas que tomar algunas decisiones. No tengas miedo. Acoge la Cuaresma de este año como una nueva oportunidad. Puedes decirte a ti mismo: “De este año no pasa”. No olvides que quien empuja al desierto a Jesús no es el diablo sino el Espíritu Santo. También a ti el Espíritu Santo te acompaña en esta travesía “para que tu pie no tropiece en la piedra”.