Lucas 4,16-30 : Me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres… Ningún profeta es bien mirado en su tierra
Jesús fue a Nazaret, donde se había criado. Un sábado entró en la sinagoga y se puso en pie para leer las Escrituras. Le dieron a leer el libro del profeta Isaías, y al abrirlo encontró el lugar donde estaba escrito: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado para llevar la buena noticia a los pobres; me ha enviado a anunciar libertad a los presos v a dar vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a anunciar el año favorable del Señor.» Luego Jesús cerró el libro y se sentó. Todos los presentes le miraban atentamente. El comenzó a hablar, diciendo: «Hoy mismo se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros.» «Seguramente me aplicaréis el refrán: ‘Médico, cúrate a ti mismo’, y me diréis: ‘Lo que oímos que hiciste en Cafarnaún, hazlo también aquí.'» Y siguió diciendo: «Os aseguro que ningún profeta es bien recibido en su propia tierra.» Al oír esto, todos los que estaban en la sinagoga se llenaron de ira. Lo llevaron a lo alto del monte sobre el que se alzaba el pueblo, para arrojarle abajo. Pero Jesús pasó por en medio de ellos y se fue.